Inquietante de principio a fin, esta precuela de Alien narra el viaje espacial que emprende un equipo de científicos y exploradores a la búsqueda del origen del hombre. A bordo de la nave Prometheus, este grupo de personas llegará a los confines del Universo y encontrará una auténtica pesadilla…
Como ocurre con la teoría del Big Ben, Prometheus no resulta concluyente porque aunque arranca con una premisa que parece querer negar la existencia de Dios acaba derivando en un sinfín de preguntas sin respuestas que, desde luego, a nadie hará cambiar su cosmovisión. En otras palabras, respecto al asunto del origen de la vida, esta historia, como el Bosón de Higgs, no aporta nada. Aclarado el aspecto más espinoso de la película, Prometheus es, simplemente, un relato de ciencia ficción sobre los peligros de la inteligencia artificial (a través del preocupante robot de la expedición: David), la ambición del hombre por intentar ser inmortal y la búsqueda del Creador.
En el terreno cinematográfico, el director Ridley Scott, un perfeccionista en la puesta en escena, ha apostado, para dar más credibilidad a este relato, por minimizar los efectos digitales y rodar en impresionantes sets que simulan escenarios reales, la mayoría de ellos muy tenebrosos. El reparto, bien encabezado por Noomi Rapace, mundialmente conocida por su protagonismo en la saga sueca Millenium, convence en escenas tan impactantes como la de la cirugía… En cuanto a las criaturas de la película son tan terroríficas como en Alien…
Para ir terminando, Prometheus carece de la calidad argumental y dialéctica de la obra maestra de Scott: Blade Runner, pero puede ser una buena opción para los seguidores del género de ciencia ficción.
Prometheus se estrenó el 3 de agosto.
Para: Los aficionados al género de ciencia ficción