Sr. Director:

En España, las redes de prostitución introducen a extranjeras, engañadas con la esperanza de un trabajo digno.

La prostitución, mal antiguo y nunca erradicado, se cierne sobre familias enteras: las prostitutas que ejercen, libremente o no, son motivo de recriminación y discriminadas por vender su carne a los apetitos humanos.

La desgracia hace presa de ellas: se sienten inferiores, usadas, mancilladas hasta la náusea y pocas veces recobran su dignidad aún después de haberse regenerado.

La prostitución es un mal que avanza en un mundo ávido de placer. Las mujeres que se dejan utilizar son las presas redimidas por Jesús, ya en su tiempo, y que necesitan acudir a su misericordia para que su miseria se troque en arrepentimiento y lágrimas.

Muchas se colocarán por delante de los "buenos" oficiales si saben sacar de su desesperada situación un motivo para el cambio.

María Ferraz

fermar42@gmail.com