La respuesta ante el fenómeno de violencia provocado por grupos radicales de izquierda que envenena la convivencia debe ser la aplicación coordinada y eficaz de los mecanismos del Estado de Derecho, la actuación de la Policía y de la Fiscalía, para preservar el orden, la seguridad y la libertad en la calle.
Pero si preocupantes son estos hechos, tanto más lo son algunas de las interpretaciones que están haciendo sectores de la izquierda política y sindical. Afirmar que existe una provocación del Gobierno legítimo y democrático a quienes se manifiestan es un insulto a la inteligencia.
Es muy grave el silencio cómplice, incluso la justificación de esta violencia. Pero también causa desasosiego el retraso en condenar sin fisuras estos hechos por parte del PSOE, que debe decidir de una vez si se sitúa en la algarada o en el consenso constitucional.
JD Mez Madrid