Es verdad que el Tribunal Constitucional técnicamente no es un tribunal sino un organismo. Pero sea lo que sea, la realidad es que su desprestigio es creciente. Y cada vez más. La no renovación les ha colocado en una situación límite. Pero llama la atención que el PSC -y los catalanistas de todos los partidos- hayan descubierto precisamente ahora las miserias del Alto Tribunal. Montilla acusa a algunos magistrados de estar vendidos al PP. ¿No hay vendidos al PSOE? Pero Pujol, que hasta ahora había mantenido un perfil relativamente institucional, se tira a la piscina y afirma que la Generalitat no tiene por qué respetar al TC. Mucho.