Cuando el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, le comunicó a la entonces consejera de Seguridad de la Casa Blanca, y hoy secretaria de Estado, Condolezza Rice, que España retiraba de inmediato las tropas destacadas en Iraq, doña Condolezza le expulsó de su despacho. Desde entonces, las relaciones de la Administración Bush con el Gobierno Zapatero no son malas, son peores.
Ahora, con el viaje de los Reyes a Estados Unidos, el Gobierno Zapatero no hace otra cosa que intentar negociar reuniones bilaterales con la Administración Bush. Pero, al parecer, las gestiones van por el peor camino. Así, la diplomacia norteamericana ha transmitido a España, aunque no se haya hecho público, que la invitación a los Reyes para compartir mesa y mantel en el rancho texano del presidente norteamericano no sería cursada por la Casa Blanca sino por George Bush padre. De esta forma, la reunión se consideraría privada, no oficial, y no tendría cabida en ella el responsable de la diplomacia española. Hasta estos extremos estamos llegando. Todavía hay tiempo para reconducir la situación, aunque cada vez menos.