Sr. Director:

Cuando con recurrente iniciativa, el Papa de turno destapa la caja de los truenos del Infierno, descrito por Cristo con exactitud en los Evangelios, se desata una agria polémica mediática.

Hoy pocos se plantean el Infierno como alternativa, sin embargo, basta morir en enemistad con el divino amante para quedar sepultados allí por toda la eternidad. A los que les parece una injusticia, basta también recordar que la muerte de Dios no fue en vano: ni los que le aman ni los que le aborrecen escaparán al juicio divino nada más morir.

Que el Infierno sea un "lugar" o un "estado" no importa, lo que sí importa que la gravedad de las culpas pesa más allá del tránsito a la otra vida, y muy terrible y desgraciada para los que no saben pedir perdón al que los amó hasta la muerte de cruz.

Eva N. Ferraz

margar25@gmail.com