La UE de la solidaridad es la Europa de los fondos estructurales, no la de los mercados financieros. Vamos a tratar de aplicar esto al acuerdo Merkel-Sarkozy que marca toda la actualidad tanto política como económica en el Viejo Continente.

Lo que la Unión Europea, especialmente los países que sufren una moneda común, precisa para salir la crisis es que aumente el presupuesto comunitario, es decir, los fondos comunes, no que disminuyan. Esa es la Europa de la solidaridad. La otra, la de salvar la inversión de los ricos en la deuda soberana de los pobres a costa de que los ciudadanos de esos países se aprieten el cinturón, es la Europa de los mercados financieros. Merkel y Sarkozy han apostado por esto último. Es cierto que no les gustan los eurobonos, pero sólo es porque Alemania saldría perjudicada: ahora se financia a más bajo precio que la mayoría de los países del resto de países miembros. Pero es igual: el acuerdo es financiero, no económico: se trata de reducir el déficit, padre de la deuda, que está llevando a muchos países europeos a una crisis histórica. Eso, y homologar la fiscalidad, y ahí empiezan los problemas, porque homologar el esfuerzo fiscal en toda Eurolandia no es más que igualar a ricos y pobres. Si se igualan precios e impuestos, también habría que homologar salarios, y recordemos que un español cobra algo más de la mitad de un alemán, menos de la mitad que un holandés.

Y es bueno reducir deuda y déficit pero no es objetivo principal, el objetivo principal es crear empleo.

Esta es la Europa de los mercados, la Europa que utiliza el dinero de todos para proteger a los inversores, pero sólo es inversor aquel que una vez cubiertas sus necesidades primarias, aún le queda liquidez para invertir en bolsa.

En definitiva. En Maastricht -primeros años noventa- se abandonaba la política de un presupuesto común, por la que se trasferían fondos, no capacidad de endeudamiento, a los países menos pudientes. A partir de ahí, se impuso la Europa plutocrática. Y ahora, en 2011, Merkel da un paso más y amenaza con retrasar o reducir la entrega de esos fondos, verdadero eje de la solidaridad europea, a los países que no cumplan con los objetivos de déficit y de deuda... sea cual sea su situación en materia de salarios, paro o pobreza.

¿Es ésta la Europa que queremos?

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com