La noticia del encuentro mantenido entre el "conseller en cap", Josep Lluís Carod-Rovira, y los terroristas Mikel Antza y Josu Ternera ha hecho temblar los cimientos del tripartito catalán y de la central del PSOE en Madrid. Carod confirma con tranquilidad la información del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) publicada por el ABC y es entonces cuando se produce una cascada de reacciones.
Obviamente, las víctimas condenan unos encuentros que califican de "exponente de la miseria moral y política". El Defensor del Pueblo, Enrique Múgica, considera que todo encuentro con los terroristas con voluntad de trascendencia política "significa un menosprecio a las víctimas y una comprensión de los terroristas". Pero hay más, porque la noticia saltaba cuando la Fundación de Víctimas del Terrorismo celebraba en la Universidad San Pablo CEU un encuentro internacional.
La concejal del PSE de Andoain (Guipúzcoa), Mayte Pagaza, lanzó un emotivo testimonio sobre el asesinato de su hermano Joseba Pagaza, jefe de la policía local. "Nosotros diremos no matarás, no mataremos, no privaremos de la frágil condición humana a nadie. Pero también podemos decir: no pactarás con los asesinos", señaló Pagaza tras afirmar que el pacto con los asesinos es una vía "cegada". "Negociar es traficar con el dolor de las víctimas", señala Cristina Cuesta, hija del delegado de Telefónica en Guipúzcoa, asesinado el 26 de marzo de 1982. "¿Qué habría pasado si Churchill hubiera pactado con Hitler para que respetara Gran Bretaña? La historia de Europa sería distinta, pero sería peor", concluyó la concejal de Andoain.
Pero las víctimas van más allá. "Estamos gobernados por partidos que pactaron con ETA y que hasta la fecha no han pedido perdón", señaló con contundencia Cristina Cuesta. "Batasuna ha sido ilegalizada por el Parlamento y el Constitucional, y ha sido incluida en la lista de organizaciones terroristas de Estados Unidos y de la Unión Europea, pero todavía no ha sido ilegalizada en el Parlamento Vasco", añade. No es la única. La viuda del teniente-coronel Pedro Antonio Blanco, Conchita Martín, criticó a quienes no acudieron al pacto antiterrorista. "No fueron todos. Algunos aspiran a mantenerse en el poder, a dar el salto. Y el salto siempre es más grande, si no se lleva mochila".
En la misma línea se manifestó la vicepresidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, Ana María Vidal-Abarca, quien vincula la victoria definitiva del terrorismo a la salida del PNV del Gobierno vasco.
No obstante, el PNV y EA conocían los contactos entre ERC y la banda asesina. Sin embargo, los desaconsejaron y fueron miembros de la izquierda abertzale quienes hicieron viable el encuentro de Perpignan (Francia) los días 3 y 4 de enero. No eran los únicos que lo conocían. El CNI siguió la pista de los asesinos y, obviamente, mantuvo informado al presidente del Gobierno, José María Aznar, que ahora trata de rentabilizar políticamente la indecencia de Carod.
Porque el asunto ha hecho estallar el difícil equilibrio del tripartito entre sí y del PSC de Maragall con su partido federado, el PSOE. La primera reacción de Zapatero fue traspasar la responsabilidad a Maragall. Pero la dimensión del escándalo le hizo comprender que no pedir la cabeza de Carod era asegurarse la ruina política el 14 de marzo. Así que por la noche decidió emitir un comunicado más duro en el que exige a Maragall que acepte la dimisión de Carod. Mientras, Manuel Chaves se sumaba esta mañana al festival.
Maragall, por su parte, decidió suspender las competencias de Exteriores que mantenía el "conseller en cap". Unas competencias inconstitucionales, ya que resultan exclusivas del Estado. Pero, al margen del debate competencial, los acontecimientos le han obligado a mantener una reunión del Consejo de Gobierno catalán para tomar una decisión. Sobre la mesa se encuentran las aspiraciones personales del líder republicano, la estabilidad del tripartito, la credibilidad del PSOE, la autoridad de Zapatero, el orgullo catalán frente a Madrid y la dignidad política. Casi nada.