Un ex novio de 18 años asesina a puñaladas a su ex novia de 14. Ambos habían convivido bajo el mismo techo. Hablo de Tárrega.

Muy triste ciertamente, pero ¿qué hacía una adolescente de 14 años conviviendo -desde los 13 imagino- con un pipiolo de 17 -espero- conviviendo juntos Pipiolo, eso sí, capaz de asesinar como un verdadero salvaje.

Rasguémonos las vestiduras por el crimen pero no estaría de más preguntarnos por qué permitimos que una cría conviva sexualmente con un crío asesino.

No estamos tan sólo ante un problema de machismo, ni se solucionan con más denuncias ni más represión contra el varón.

Se soluciona enseñando a los menores -en último extremo prohibiéndolas- que las relaciones sexuales no son una trivialidad: implican un compromiso y una entrega que, además, debe estar abierta la vida, más que nada porque, cuando copulas se corre el maravilloso riesgo de que surja una nueva vida.

A lo peor, los padres, primero, y la sociedad entera, después, son co-responsables de esta tragedia.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com