El caradura de Jens, un día después de que el Gobierno español apruebe el nuevo latigazo a los españoles, una serie de sacrificios forzosos, necesarios los unos, absurdos los otros, nos aconseja que nos acojamos a Europa. En definitiva, que pidamos de derecho lo que ya es un hecho: la intervención de la economía española por Bruselas y Francfort. O lo que es lo mismo, por Alemania. Y encima miente: la salud de los bancos está ligada a la salud de toda la economía, asegura. Eso sólo es cierto, si te empeñas en salvar a los bancos.
La intervención de la economía española no salvaría a España. Por contra, supondría eternizar la tragedia de que los españoles paguemos un 7% por nuevo bono mientras Alemania paga poco más de 1%. Nos convertiríamos en un protectorado de Europa al que Europa podría exprimir ya sin chantajes: de forma directa.
¡Pero qué listo que es este Jens! En España no tenemos una máquina de hacer dinero, prerrogativa que sólo se permite al BCE, pero cada Tesoro público debe arreglárselas por sí solo. Es como si, en el mundo agrario, uno tuviera las tierras pero no el acceso a semillas para sembrar o al agua para regar. No se trata de que un banco central común exija un Ministerio de Economía común sino de que, antes y al menos, exija una emisión de deuda común, no 17 emisores de deuda soberana.
Y así, todos los sacrificios económicos de los españoles se los come el servicio de la deuda. Entonces va quien nos ha puesto al borde del abismo –Alemania- y quien se está beneficiando de nuestra desgracia, los alemanes, y nos dicen que demos un paso hacia adelante, que nos tiremos al abismo. ¿A que es majete este chico?
Con estas reglas vigentes en Europa, a Mariano Rajoy ya no le queda margen. Pero con otras reglas del juego sí. Esto es, Rajoy debe plantear a Europa lo siguiente: o emitimos de conjunto, con un solo bono europeo –el eurobono- o rompemos el euro. Y eso sí puede hacerlo, porque si España se marcha de Eurolandia se liquida 'Aleuropa', es decir, la Europa controlada y estrangulada por Alemania y sus países satélites de Centroeuropa, quienes han dejado de ser socios leales del Mediterráneo para convertirse en nuestros explotadores.
Es como la violencia dentro de la familia. La familia es lo mejor, pero cuando cunde el desamor se convierte en lo peor, en cumplimiento del adagio latino: "Corruptio optimi, péssima".
Sí, España debe darle un ultimátum a Bruselas: o compra deuda española ya mismo, y a medio plazo unifica la deuda de la unificada máquina europea de hacer dinero, o sencillamente hay que marcharse del euro y resucitar la peseta.