Desde donde vivo sigo día a día, paso a paso, todos los diferentes cambios políticos que están ocurriendo en mi país, así como el giro tan drástico que está definiendo el destino de mi querida patria. ¿Qué ha pasado en estas últimas décadas?
España, fue siempre un país que durante muchos siglos significó el bastión más firme de la iglesia católica en el mundo. Sin embargo ahora sus ciudades y pueblos se están convirtiendo en un caos político anti-religioso.
Todo esto a merced de gentes que carecen de calidad moral suficiente para enfrentarse a la corrupción de los políticos que están convirtiendo nuestra sociedad en un verdadero desbarajuste, en donde se está ignorando por completo la justicia social, la economía y los principios de nuestra tradición de siglos de ser un país muy católico.
Durante el régimen de Franco, muchas personas vivieron con la opresión de no poder tener libertad de expresión, pero lo que está pasando ahora es mucho más peligroso y opresivo que el haber carecido en el pasado de libertad de expresión.
Nuestro lenguaje ha cambiado también, y las palabras que antes eran tabú, son ahora el pan de cada día en nuestro vocabulario. Asociamos tan indebidamente el derecho de poder expresarnos, usando palabrotas de muy mal gusto que anteriormente nos hubieran horrorizado. La libertad se ha convertido en puro libertinaje y la decencia y el decoro se han quedado escondidos en el desván de los recuerdos.
No me gusta ver periódicos que publican desnudos de muy mal gusto y se enorgullecen de usar expresiones tan cutres y tan vulgares que definitivamente ofenden la visión de lo que llamamos "decencia periodística".
Desde lejos y a distancia de mi Madrid querido, veo cómo el buque de nuestro destino se va a la deriva y se lleva con él todos los recuerdos más entrañables de mi adolescencia. Aunque viva lejos, siempre he tenido una sensación muy grande de orgullo por mi país querido y sus excepcionales gentes.
No he abandonado las enseñanzas que aprendí de mis antepasados como son el respeto y amor por la patria que me vio nacer. Como escritora visionaria sigo esperando en vano que aparezca en nuestros horizontes otro gran Cid Campeador moderno, o alguien tan visionario como fue Cristóbal Colon, que descubra un mundo mejor en donde vivir.
Los españoles somos un pueblo de valentía con espíritu de vanguardia muy arraigado en donde no tienen cabida esos obstáculos que puedan intimidar o amedrantar nuestras voluntades. Durante nuestra larga historia de conquistas y también de pérdidas, siempre hemos sabido superar los sinsabores adversos de nuestra historia.
Mis fervientes deseos para el futuro es que sin excepción alguna luchemos para eliminar esas prácticas corrosivas y delictivas que rebajan nuestra condición humana como son el aborto, la eutanasia y otras más.
Dice el refrán que La unión hace la fuerza. Si unimos nuestros esfuerzos por una causa común, se podrían vislumbrar horizontes optimistas para nuestro gran país, evitando que naufrague en nuestra presencia el buque de nuestros anhelos por un futuro mejor.
Concepción M. Losada
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