No podemos permitir que el caso Faisán caiga en el olvido mientras, día a día, se intenta desviar la atención hacia otros temas.
En este caso somos testigos de un hecho tan grave como el de unos policías que, anteponiendo los intereses de algunas personas, evitaron con su aviso que varios etarras fueran capturados; traicionando así la memoria de sus propios compañeros asesinados por ETA.
¡Qué triste esta España en la que se prefiere perseguir trajes que a asesinos! No debemos consentir que la abrumadora atención que otras noticias más comerciales reciben, nos aparte de los casos que verdaderamente importan
Raquel Alonso Hernández
quela_91@hotmail.com