Al vuelco demográfico se une un cambio de signo religioso. Alicante es cada vez menos lo que era una provincia con mayoría católica- para convertirse en un amasijo de religiones exóticas.
Ni siquiera la Iglesia Católica parece consciente de lo que está ocurriendo. Mientras el obispado Orihuela-Alicante multiplica sus iniciativas interreligiosas, el número de fieles y de sacerdotes no deja de disminuir. En estas circunstancias, en apenas 20 años, mientras la Iglesia Católica alicantina prácticamente habrá desaparecido, las sectas exóticas, las Iglesias Evangélicas, el islamismo e incluso los grupos satanistas gozarán de buena salud. Seguir leyendo.