Las autoridades catalanas prevén que los excursionistas de montaña con equipamiento inadecuado o que hagan caso omiso de las señales de peligro, se costeen ellos mismos su rescate.
La finalidad no es recaudatoria, sino que se tome conciencia del gran desembolso económico del mismo y del peligro en que incurre el equipo de salvamento. Pero cuando se trata de la actividad sexual, los que temen por las vidas ajenas y por el gasto pecuniario de las arcas públicas, no invitan a los jóvenes que son contagiados o contagian con cada acto sexual libremente elegido, a asumir su responsabilidad sanitaria y económica.
En la actualidad, el sexo provoca situaciones de alto riesgo y de alarma sanitaria por el creciente número de enfermedades venéreas invalidantes, a veces mortales, con el correspondiente coste para la sanidad pública. Además, estas autoridades multiplican la morbilidad al repartir condones con su tasa de fallos incorporada, dando una falsa seguridad. El sexo es, hoy más que nunca, una cuestión tabú.
María Catalán
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