El mundo se ha conmocionado, porque nuestra bebé topó con dos fortunas: la de que alguien le salvara y la de que las cámaras de TV estuvieran allí para filmarlo.
Así que, aunque se trate de un género de terror, nosotros queremos que se ruede un película titulada Un día en la Dator, para nuestros amigos hispanoamericanos, un día en el matadero de seres humanos más grande de España y uno de los mayores del mundo, donde dos hermanos sin escrúpulos se forran asesinando cada año una cifra de bebés próximos a los 10.000, en pleno centro de Madrid.
La peli debería mostrarnos lo que es un aborto, cómo se atiende a las embarazadas en un vomitorio no estoy dispuesto a llamarlo paritorio- se les aspira al niño que sale ya hecho pedazos y se le tira a la papelera más próxima. Luego se le manda a casa a la susodicha y si te he visto no me acuerdo.
Las cámaras deberían recrearse en el pago por adelantado (¿con factura o sin factura?) así como en la humanidad de médicos matarifes y enfermeras que discuten sobre el próximo puente y lo mucho que tienen que aguantar a sus esposas, que no les comprenden, o a sus maridos, que son unos machistas de tomo y lomo, mientras la agredida está ahí, abierta de piernas, con la mente en blanco. La mente, aunque dañada, la recuperará; el corazón se le quedará helado por muchos años, cuando no por toda la vida. Esos 10.000 abortos no suponen 10.000 muertes sino 20.000: al niño le matan cuerpo y alma, a la madre alma o corazón, a veces ambas cosas. No hay nada más parecido a un zombi que una mujer que ha abortado a su hijo.
Sí, queremos esa peli, como la de Brasil, aunque se inscriba en el género de terror. A fin de cuentas, los socialistas introdujeron el aborto en España (y el PP lo fomentó cuando llegó al poder, no lo olvidemos) con la gran mentira de evitar en todo momento que el aborto se viera. Todo el empeño de los gobiernos socialistas de aquel entonces, consistió en algo tan simple como evitar que la primera filmación de un aborto, El Grito Silencioso, del doctor Bernard Nathanson, se emitiera por Televisión Española, entonces la única televisión posible. Aún hoy continúan sin emitirla, cuando otras muchas películas y documentales sobre el infanticidio han superado en calidad y técnica cinematográfica a la del que fuera conocido como rey del aborto.
Y en esa misma táctica censora estamos. Hoy., con televisiones privadas, el panorama es el mismo : ni Silvio Berlusconi en Tele 5 socio de los chicos de Vocento -que se dicen católicos, no lo olvidemos-, ni José Manuel Lara, de A-3 TV, se atreven a emitir en horario de gran audiencia el vídeo de Nathanson o cualquier otro. En definitiva, no se atreven a retrasmitir un aborto ni a denunciar la ilegalidad flagrante y el negocio funerario de los aborteros.
Y es que las mayores aberraciones la mayor aberración del mundo actual es el aborto- no es necesario demorarlas, basta con mostrarlas. El mundo está sobrecogido por las imágenes de la niña brasileña. Imagínense cómo estaría con una peli titulada Un día en la Dator.
Eulogio López