La Organización Médica Colegial (OMC) y la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL) han publicado una Guía de Sedación Paliativa. Su objetivo consiste en precisar la terminología y ofrecer directrices que "pueden servir de guía para la buena praxis y la correcta aplicación de la sedación paliativa".

Me parece muy oportuna esta clarificación en un campo que ha dado lugar a trifulcas y sentencias judiciales sobre lo que debe entenderse por buena praxis, en la etapa final de un ser humano.

El Código de Deontología Médica, aprobado el año pasado tras consultas con todos los colegios médicos, establece que la sedación en la agonía "es científica y éticamente correcta solo cuando existen síntomas refractarios a los recursos terapéuticos disponibles y se dispone del consentimiento del paciente, implícito, explícito o delegado". También dice que "el médico nunca provocará intencionadamente la muerte de ningún paciente, ni siquiera en caso de petición expresa por parte del mismo enfermo".

Es arriesgado que la decisión última sobre la suerte de un paciente terminal dependa de lo que el médico entiende por una vida digna de ser vivida. Por eso, es más seguro que se apliquen las cautelas establecidas por especialistas de cuidados paliativos que los criterios expeditivos de activistas de la eutanasia.

"Es moralmente indeseable y éticamente malo intentar legislar sobre la supresión de las vidas humanas. Toda ley que lo autorice estará sujeta a abusos impredecibles y que es socialmente deplorable y desorientador, tratar de promulgar leyes que aprueben la eutanasia", asevera el doctor Brian Pollard.

Sin embargo, en 1930, Adolf Hitler, legitimó la ampliación de la ley de la eutanasia tras la que se realizaron experimentos con personas humanas y se consumaron genocidios. Cuando se abre un orificio legal es difícil conocer el momento en el que hay que frenar. Lo que despuntó como una medida humanitaria, hacia los desahuciados, se trocó en algo trágico.

Cuando enflaquece el punto de vista trascendente de la existencia, se exigen otros términos para especificar el valor moral de la persona, la dignidad de los actos humanos y la ordenación moral de la Humanidad.

Según la Asociación Médica Mundial y el Colegio Médico Británico, nadie tiene la potestad, ni la prerrogativa, de suprimir la vida a un agonizante y que, por lo tanto, la eutanasia no es ética, es un asesinato. Se debe administrar al doliente la ayuda a través de los cuidados paliativos para alejar la angustia, en lo que le dure su existencia.

"Durante mis cinco años dedicados a proporcionar asistencia médica a los enfermos terminales con cáncer, no hubo ninguno que me pidiera la eutanasia", asevera el profesor Pollard. Se debe prestar los cuidados paliativos a los pacientes terminales. En un mundo ejemplar los dolientes, al estar bien cuidados, ninguno solicita la eutanasia. La eutanasia gravita en premisas que no respetan la existencia del ser humano, cuya vida depende solamente de Dios.

Clemente Ferrer
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