Benedicto XVI será los próximos días el protagonista indiscutible, que atraerá la atención de todos los medios a nivel global.
Sería intento imposible querer resumir los sentimientos, juicios o palabras, que este Papa, como sus predecesores, suscitará en la mente y corazón de la gente. Como breve muestra, recuerdo algunos que están en la mente de la mayoría cristiana, desde el inicio de la Iglesia: "Tú eres Pedro, y sobre esta piedra, edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella".
El Papa es la cabeza visible del Colegio de los apóstoles, cuya autoridad reconocieron todos, según Hechos. Donde está el Papa, allí está la Iglesia. El Papa es el Vicario (hace las veces) de Cristo en la tierra y el Sucesor de Pedro. "El Papa es el dulce Cristo en la Tierra, escuchémosle" (Sta.Catalina y demás santos). "Gritad, hijos míos: ¡Viva el Papa¡, por encima de la persona concreta que ocupe la sede de Roma" (D. Bosco a sus jóvenes).
¿"Y dónde están las divisiones del Papa" decía Stalin, al saber que le iba a excomulgar?
Más concisamente, sin ser exhaustivo, resumo el pensamiento del pueblo llano creyente:
"El Papa es el jefe del Estado vaticano"; "Es el jefe espiritual de millones de católicos en todo el mundo"; "Es el 265 sucesor de todos los Papas de la Iglesia"; "Es el líder de mayor autoridad y prestigio en todo el mundo"; "Bendito el que viene en nombre del Señor" exclaman los católicos españoles con toda la juventud que viene a encontrarse con él en Madrid.
Miguel Rivilla San Martín