Sr. Director:
Dentro de poco podrán verse por los hospitales a veterinarios con sus batas blancas. Puede ser que cuando usted necesite una consulta o una operación se la practique en vez de un médico o un odontólogo un especialista en animales.
Parece ciencia ficción ¿no? Pues no es así. Si se le concede a los simios de forma inmediata su inclusión en la categoría de personas y se les dan los mismos derechos, tendrán por tanto el de recibir asistencia sanitaria gratuita.
Este disparatado proyecto ve progreso en que en las salas de espera de las clínicas coincidan personas y primates. ¿Cómo se le pregunta a un mono quién da la vez, o si va con retraso la consulta? Habrá que crear una asignatura nueva en las escuelas.
Si se aprueba esta propuesta será imposible experimentar con simios pero, en cambio, ¡que paradoja!, hace unas semanas se acaba de certificar la Ley sobre Técnicas de Reproducción asistida, que permite la clonación y la experimentación con embriones humanos, o sea, con personas.
El actual Ejecutivo nos tiene acostumbrados a cambiar el significado de las palabras. La familia, el matrimonio, la educación, la sexualidad, la religión, y el Estado ya no se sabe muy bien lo que significan.
Ahora le toca el turno a la palabra humano. Si llamamos persona a todo, al final no será persona nadie. Al ver al hombre como un animal más, será mas fácil argumentar su manipulación.
Pero lo peor de todo es que quien ha ideado este proyecto Gran Simio, el filósofo Peter Singer, ha escrito un artículo titulado Matar a los bebes no siempre está mal en el que dice que se debería crear una ceremonia para eliminar a los niños defectuosos al primer mes de nacidos pues aunque son humanos, todavía no so personas.
La deriva moral de nuestro actual Gobierno, de momento, está solo en el papel, pero si todas estas reformas salen adelante tarde o temprano nos afectará a usted, a mi y a nuestros hijos.
Juan Antonio Callejas Cano
jaccre@yahoo.es