El primer ministro francés, Jean-Pierre Raffarin culpó a las 35 horas semanales francesas del estancamiento de la economía española. En realidad, los funcionarios llevaban años trabajando bastante menos de esas 35 horas. Y el sistema aguantaba porque la industria producía. Pero el hiperdesarrollo del estado social ha empezado a quebrar y el gesto "progre" de las 35 horas semanales se ha convertido en el verdadero talón de Aquiles de la economía francesa.

 

Altadis es un buen ejemplo de "integración" cultural. La nueva Altadis, moderna, ágil y creativa, representada por su presidente Pablo Isla, contrasta con la "antigua Tabacalera" funcionarizada, burocrática, elefantiásica, irreciclable. Pero hay más. La Altadis española tampoco se entiende con la rama francesa. Y no por las diferencias de las lenguas romances, sino por la distinta cultura laboral. Los trabajadores de Altadis están de vacaciones casi un día de cada dos. Y claro, con estos ratios es difícil competir en productividad.

 

No es el único ejemplo. Todas las empresas estadounidenses con pata en Europa han comenzado recortes de empleo en todos los países salvo en Francia, donde la protección del trabajador resulta una barrera insalvable. Se da entonces la paradoja de que países con mayor cuota de productividad -como España- asumen más recorte que la "tranquila" Francia.

 

La "grandeur" resiste. Pero por poco tiempo. Porque el tiro de imponer el Plan de Estabilidad a los PIGS (Portugal, Italia, Grecia y España) les ha salido por la culata del exceso de endeudamiento. La maquinaria está parada, los funcionarios asentados sobre un aparato estatal inoperante, los agricultores agarrados a la subvención de la Política Agraria Común y los sindicatos en pie de guerra dispuestos a paralizar el país en cuanto se toque un mínimo pelo del estado del bienestar.

 

O sea, poco margen. El Gobierno se encuentra atrapado entre la realidad y los "secuestradores" del Estado del bienestar. La intención del Ejecutivo es saltarse las 35 horas por la vía de los convenios colectivos. "Quien quiera trabajar más, que lo haga", señala el ministro de finanzas galo, Nicolás Sarkozy. Más: el Gobierno planea un tímido recorte de la plantilla de funcionarios que podría alcanzar a 10.000. ¡A las barricadas! Nada que ver con los 140.000 anunciados por el primer ministro británico, Tony Blair.

 

Veremos. De momento, "papá Sarkozy" aprovechó su reciente viaje a España para recomendarle a su homólogo Pedro Solbes que no cometa el mismo error de las 35 horas. Una lección innecesaria. Porque Solbes es socialdemócrata liberal. Es decir, tonterías, las justas.