Mariano Rajoy va a adoptar la estrategia de la mancomunidad de comunidades, una idea de la presidenta madrileña Esperanza Aguirre. Veamos: el PP gobierna en una serie de comunidades autónomas: Valencia, Navarra, Madrid, Castilla-León, Baleares, Murcia y La Rioja. Siete regiones, algunas de ellas muy importantes.
La actitud del PP es mancomunar las comunidades donde gobierna: todas las autonomías del PP se acogen al mismo derecho que usted, señor Zapatero, otorga a los nacionalistas catalanes. Sólo que el PP va a coordinar desde la calle Génova a todas sus dirigentes regionales. Por ejemplo, en educación: los consejeros de Educación de esas comunidades se coordinarán a través de la responsable de Educación del PP, Ana Pastor pobres, lo que les espera-. La LOE plantea asignaturas comunes que el Estado pero administra la comunidad correspondiente (otras asignaturas las decide y administran las autonomías). Pues bien, las asignaturas comunes serán administradas de la misma forma, con los mismos textos, por todas las comunidades del PP, y también se pondrán de acuerdo para que los alumnos cursen unos mismos conocimientos en aquellas disciplinas donde puede aplicar su ley.
Lo mismo ocurre con la política fiscal. Si a los catalanes se les concede el cheque solidario, los gobiernos del PP harán lo propio.
En política de seguridad, lo mismo. Las comunidades del PP crearán policías autónomas coordinada entre sí, formada en el mismo tronco y actuando coordinadamente.
La mancomunidad de comunidades sólo tiene un problema: separa más que une. Ahora ya no tendremos dos españas, sino tres: la España azul, la España Roja y la España nacionalista. Y el separatismo no se arregla con más separaciones. La mancomunidad no va a solucionar nada, aunque, eso sí, pueda servir para demostrar la necedad de la política territorial de Zapatero.