El PP considera que hay que recortar el gasto, pero intentando no tocar el gasto social. Antes de llegar a las decisiones drásticas asumidas por el Gobierno hay margen para meter la tijera en la reorganización de la administración. Empezando por eliminar ministerios, siguiendo por la eliminación de las embajadas autonómicas y finalizando con la eliminación de las redundancias de competencias y en recortes en Ayuda al Desarrollo. Ejemplo: Vivienda es una competencia compartida entre el Estado, las CCAA, las diputaciones y los Ayuntamientos. Más ejemplos: España es una de las grandes financiadoras del fondo de Bill Gates de lucha contra la malaria y nadie lo sabe.
Y más: hay que recortar las subvenciones a los sindicatos, a las organizaciones empresariales y a los partidos políticos. Zapatero le ha tachado de populista, pero Rajoy se lo ha dejado muy claro: "Yo no voy a congelar las pensiones de los jubilados hasta que no se haga ese recorte". Porque, ¿cómo se les explica a los pensionistas que se les congela la pensión mientras que las CCAA tienen 8 oficinas de promoción turística en Miami o mientras los sindicatos siguen sobre subvencionados?
Rajoy duele donde verdaderamente duele. Porque el gasto social es duro. Pero es más duro recortar en aquellas instituciones que son las que dan soporte al Gobierno y permiten que el país no tenga una mayor convulsión social. Esta es la clave del acuerdo de este miércoles.
Andrés Velázquez
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