El presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, lo ha dicho alto y clar piensa ganar las elecciones generales de 2008, pero aunque no ganara, continuaría al frente del Partido Popular. Esa es su intención, otra cosa es que se lo permitan.
Rajoy emerge de sus cenizas, entre otras cosas para detener cualquier operación interna que pretenda relevarle, la más inquietante de las cuales es el intento del alcalde de Madrid, Ruiz-Gallardón, de presentarse a las elecciones tras romper el Partido Popular y presentarse como el único líder posible, centrista, ante la ingobernabilidad de España, con el apoyo del Grupo PRISA y de El Mundo.
Por su parte, Rajoy ha aprovechado su presencia en el Foro ABC para tomar la iniciativa y recordarle a Zapatero que ha roto el espíritu de la Transición, un espíritu de consenso entre los dos partidos que son alternativa de Gobierno, al menos en tres aspectos: las relaciones con la Iglesia católica, la política antiterrorista y la necesidad de olvidar el pasado y centrarse en el futuro.
Rajoy hizo una crítica demoledora de la política de Gobierno socialista con una única excepción: la política económica que calificó de buena, con buenas cifras macroeconómicas.