Empecemos por el final: ¿quién ha dicho que el alcalde de Madrid, don Alberto Ruiz-Gallardón está "retando" al líder del PP, Mariano Rajoy? No, hombre, no. Don Mariano está feliz de llevar al alcalde al Congreso y como segundo de la lista. Lo único que le preocupa es que se le rompe el partido en periodo preelectoral. Pero, por lo demás…

Rajoy tiene al menos dos razones para querer a Gallardón a su lado. En primer lugar, el alcalde puede conseguirle votos en Cataluña, Euskadi, eriales del PP, porque Gallardón es, no lo olvidemos un chico muy progre. En segundo lugar, porque Rajoy es un calco ideológico de Gallardón: ambos son progres de derechas. Al menos por tres razones:

1. Ambos creen que no hay que derogar la ley del aborto, es decir, creen en el aborto libre en España.

2. El uno casa gays y el otro acudiría a la boda de su hijo sarasa.

3. Ambos adoran a los empresarios, especialmente a banqueros y a editores.

Por lo demás, Rajoy sabe que se la juega en las próximas elecciones. Si sale presidente, nada que temer a la hora de contar con Gallardón como vicepresidente. Si pierde, nada que temer a que Gallardón haya sido su segundo en la campaña, dado que sabe que tendrá que marcharse… porque le van a echar. No, Rajoy no siente ningún temor frente a al ambicioso regidor de la Villa y Corte.

Por tanto, todo el PP puede estar contra Gallardón como segundo en la lista por Madrid, incluido Rodrigo Rato. Pero no Rajoy.

Otrosí: Gallardón y Bono planifican juntos sus estrategias: nunca han abandonado la idea del partido de centro. De ahí el apoyo de las dos termitas, la del PSOE y la del PP.

Ahora bien, hay algo que debo aclarar: ¿qué es un progre de derechas? Progresista es, naturalmente, el que relativiza, el que no cree en otra cosa que en el flujo de sus percepciones inmediatas. Es decir, en sus sentimientos, que él llama valores. Pero la necesidad del distingo sigue presente. En resumen, el progre de izquierdas (por ejemplo, Zapatero) se parece al progre de derechas, por ejemplo, Mariano Rajoy y Gallardón, en que ambos tienen por único adversario al Cristianismo, es decir, a quien sí cree en algo. Se diferencian, en que ZP quiere destruir a la Iglesia mientras Rajoy y Gallardón pretenden conquistarla, asimilarla. El uno quiere incendiar templos y los otros cambiar lo que se hace dentro de los templos. Los unos quieren matar al obispo y los otros ser nombrados obispos. Pero en el fondo todos viajan en la misma barca.

A ambos tipos de progres, 'gauche' o 'droite', les encanta el dinero. La diferencia es que al progre de izquierdas, ZP, le encanta el dinero público, mientras a Rajoy y Gallardón le encanta el dinero privado. El uno está con el Foro de Porto Alegre y los otros con el Foro de Davos, pero son una misma cosa: a los unos y a los otros les encanta el dinero de los demás, sea el dinero de los contribuyentes o el dinero de los accionistas. Sean de derechas o de izquierdas, los progres siempre estarán con el grande frente al pequeño.

Obsérvese que Gallardón se arrodilla a besar la mano del Papa y luego se va a casar gays. De la misma forma, Bono, otro progre adscrito a la izquierda, pronuncia sermones ecuménicos y luego se va a "tragarse su propia condenación" a San Carlos Borromeo.

Que no, que elegir entre PSOE y PP es un dilema falso. La única alternativa a PP-PSOE, a la progresía de derechas y la de izquierdas sería una opción política que defendiera los principios cristianos, que defendiera, en resumen, a los que creen en algo, que son mucha gente. Y eso vale para España y para toda Europa y toda Iberoamérica.

Porque esa es otra: si Rajoy y Gallardón se permiten el lujo de chulear a los cristianos es porque son conscientes de que el voto católico, mientras no exista esa opción, tendrá que votar a la progresía de izquierdas o a la de derechas.

Eulogio López