El presidente del Banco Financiero y de Ahorro (BFA), Rodrigo Rato, no tira la toalla. Ha pasado unas semanas complicadas, hasta del acoso al que le someten el Gobierno y el Banco de España pero, sobre todo, su antiguo jefe, antiguo amigo, José María Aznar.
Para los socialistas sería un éxito terminar con el hombre que encarna el milagro económico de la Administración, Aznar. El ex presidente está enfadadísimo con Rato al haber puesto en berlina la gestión de su amigo Miguel Blesa, a quien él situó al frente de Caja Madrid.
En cualquier caso, Rato se ha llevado a los medios informativos a Valencia, sede social del Banco Financiero y de Ahorros (BFA), producto de la fusión de siete cajas, mientras su gente dejaba claro que están dispuestos a llevar a cabo un saneamiento que el Gobierno le ha puesto especialmente difícil, entrando incluso en la cuestión de los salarios, justo después de que Rato hiciera públicos los desafueros de Blesa.
En cualquier caso, donde más aprieta el Gobierno, no Aznar, es en la exigencia de capital propio bajo amenaza de nacionalización. Con las exigencias vitocorleanianas del Banco de España, Rodrigo Rato tiene que encontrar 20.000 millones de euros, que, no nos engañemos, es una cantidad respetable, que ni yo mismo gano todos los fines de semana. Y como diría Adolf Todó, de CatalunyaCaixa, no me asusta la nacionalización sino la intervención... que es lo que se pretende con Rato, a ser posible antes de un año, es decir, antes de las próximas elecciones generales.
Además, Santander y BBVA miran con ansia hacia un posible fracaso de BFA: sería su momento de comprar barato.
En cualquier caso, Rato no tira la toalla y ahora pone en marcha su nuevo nombre comercial, su marca Bankia nada que ver con Sortu. Con Bankia por enseña, ZP está dispuesto a afrontar el ataque combinado del Gobierno -que nada desearía más que verse 'obligado' a intervenir Bankia- sanear y conseguir los fondos propios necesarios para consolidar el Grupo y no caer en manos de los competidores.
Han registrado más de 60 dominios en la red sobre la nueva entidad, lo que revela que al sector bancario le ocurrirá lo mismo que al sector periodístico: el negocio presencial o físico está llamado a desaparecer. El futuro está en la banca por Internet y en la prensa digital. Eso sí, la primera reacción de los internautas no ha sido buena. Los primeros mensajes en la red, tras conocerse el nuevo nombre, a las 13 horas del miércoles, aludían a la apariencia vasca del nombre, siendo que ninguna de las siete entidades fusionadas proceden de Euskadi. En cualquier caso, en Bankia dicen que han pretendido resaltar dos cuestiones: la internacionalidad, de ahí el inglés 'bank' y la apertura resaltada, en la 'A' final.
Eso sí, Bankia era el nombre comercial de un banco noruego absorbido por el Santander, quien lo integró en Santander Consumer Bank. El Santander todavá retenía la marca pero ya la había abandonado como enseña comercial y no pondrá pegas a la denominación.
El color del logo es verde lima sobre marrón caoba. Con esto, se completa la gama de colores primarios en la gran banca española: rojo para el Santander, azul para el BBVA, azul combinado con negro para La Caixa. Pues bien, el cuarto gran banco español -tercero en el ranking, es decir, Bankia- ha optado por el verde. Ya saben, color esperanza.
Eulogio López