Sr. Director:

Desde mi condición de ciudadano español, no afiliado a ningún partido, ni ideología política; sólo desde mi profesión de fe cristiana, ajeno a otras  consideraciones de tipo económico, político,  partidista o social;  con idéntico derecho a manifestar libre y públicamente mi opinión de aceptación o rechazo a la Constitución europea; proclamo mi oposición  a la misma, entre otras, por estas razones:

 

NO, porque en todo el texto se ignora a Dios y no alude para nada a las raíces cristianas de Europa.

NO,  porque no garantiza el derecho a la vida, ni la libertad de enseñanza, ni los derechos de las familias.

NO, porque propone una Europa sin fundamentos claros, ambigua y relativista.

NO, porque los autores de la misma han mostrado clara y pública desafección a la Iglesia católica y a lo que representa.

NO, porque España pierde peso y se perjudican sus intereses

NO, porque posibilita que leyes europeas prevalezcan sobre el derecho estatal y foral.

NO, porque configura una Europa vacía, sin raíces y sin rumbo, dirigida por una burocracia asfixiante, anónima, dirigista y absorbente.

NO, porque los grandes partidos españoles evitan el debate interno de sus miembros.

NO, porque perjudica a los países más pobres y pequeños.

NO, por ser un texto ilegible, apresurado, y que no garantiza ni la unidad ni la defensa del territorio nacional.

NO, porque adultera el principio de subsidiariedad aplicándolo de forma totalitaria.

NO, porque en su redacción no han tomado parte personalidades cristianas, católicas ni religiosas.

N.B. Casi todas estas razones las publicó el periódico digital HISPANIDAD el 21 de diciembre de 2004. Servidor se identifica con todas ellas.

Miguel Rivilla

 

miriv@arrakis.es