Un estudio del Gobierno vasco entre personas de 15 a 29 años revelaba que poco más de la mitad de ellos rechazaría como vecino a un etarra, prácticamente la misma cifra de los que rechazarían a una víctima del terrorismo.
Y si la consulta se acota a jóvenes entre 15 y 17 años, la mayoría preferiría vivir frente a un etarra que frente a un amenazado. El informe revela una sociedad con síntomas evidentes de insalubridad moral y necesitada de una urgente descontaminación ética.
Son los lodos de una sociedad manipulada durante décadas por un nacionalismo generador de odios y rencores incomprensibles, basado en la exclusión y en una ideologización, no me atreva a calificarla, de la realidad.
JD Mez Madrid