Fui jefe de prensa en cierto ministerio. Recuerdo que mi antecesor en el cargo se despidió de esta guisa: "Recuerda que tu poder depende del número de funcionarios que tengas a tus órdenes". No le hice caso... por eso duré 30 días.
Buen reportaje el de la portada de hoy en Expansión: "Los funcionarios lideran ya el empleo en España". Y mejor el subtítulo: "Los 3.186.000 trabajadores públicos superan en número a los asalariados del comercio de la hostelería".
Todo ello en plena crisis y mientras el desempleo -el buen resultado de mayo no deja de ser un ascenso desde el fondo del hoyo- sigue colocándonos como medalla de oro de todo Occidente en materia de desempleo. Los españoles somos así.
Ayuntamiento y comunidades autónomas han firmado 700.000 contratos nuevos durante la última década. La empresa privada se aprieta el cinturón y los políticos dilapidan: muy molesto.
Mariano Rajoy, que ya ve tan cerca el poder ha decidido proponer algo, ha presentado un plan, por supuesto sin concretar, de reducción del gasto público en Gobierno central, CCAA y corporaciones municipales, que pasaría por poner un techo de gasto más ambicioso que el de ZP.
Pues mire usted, don Mariano, más que de techos de gasto si quiere usted adelgazar el sector público lo que tiene que hacer es reducir el número de funcionarios. Lo que ha hecho el Gobierno de Atenas, que ha cerrado 75 entes públicos con 7.000 empelados. Ponga usted un techo de funcionarios y la reducción de gasto vendrá por añadidura. Lo que ocurre, lo sé, es que eso supondría tanto como enfrentarse a sus varones regionales que, como buenos políticos, miden su poder por el número de políticos que tiene a su cargo. Lo del techo de gasto no deja de ser un colador de previsible incumplimiento y muy previsible descontrol.
Simplemente, rebaje usted el número de funcionarios, sobre todo aquéllos no dedicados a sanidad, educación y orden público o defensa de la nación. Y en estos tres sectores, también aquéllos que ocupan tareas tangenciales.
Sobre todo cierre usted los organismos dedicados a "ayudar al pobre" porque el Estado ayuda muy mal a los pobres y lo único que hace es gastarse el dinero de todos en la llamada solidaridad ideológica, por ejemplo, en alentar política de género y otras barbaridades.
Don Mariano: reduzca el número de funcionarios, ésta es la clave.
Y la reforma del Estado, es decir, la reducción de su tamaño es la reforma mucho más importante que cualquier techo de gasto.
¿A que no se atreve?
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com