¡Gran conmoción en España! José Luis Carod, nada menos que Carod, acaba de anunciar un referéndum de independencia en Cataluña para 2014. Ni para 2013 ni para 2015, sino para 2014… justamente.  

Ya he dicho muchas que la única receta contra los nacionalistas es no tomarles muy en serio. Los nacionalistas, catalanes o vascos, son ‘vedettes', que necesitan la luz de los focos más que el oxígeno que respiran. Lo único que no soportan es el desdén, la indiferencia.

Con el nacionalismo no se debe discutir, porque no habla de ideas sino de identidades, es decir, de sentimientos, y lo sentimientos son tan libres y hermosos como caprichosos, tan superficiales como mudables.

Con el nacionalismo no se debe discutir de política, es decir, de libertades, porque su materia no es el Estado de Derecho sino el tamaño del Estado.

Y cuando el nacionalismo termina en terrorismo, lo único que hay que hacer es perseguir al terrorista con el mismo espíritu con el que se persigue al delincuente, que es lo que es. Aznar, por obsesión, y Zapatero, empeñado en quedarse en Moncloa a cambio de "pacificar Euskadi" han hecho caso omiso de esta norma... y así le fue y así le va.

Respecto al derecho de autodeterminación, no reconocido en prácticamente ninguna Constitución Occidental, precisamente porque se refiere al tamaño del Estado y no a las libertades públicas, un apunte. Por lo general, los chicos de Carod e Ibarreche, así como los proetarras, exigen un referéndum de autodeterminación. Es su concepto mágico. Ahora bien, en este tipo de referéndum conviene aclarar algo muy importante: cuando se vota una separación, no sólo deben votar los presuntos separadores sino también los presuntos separados. Dicho de otro modo: a mí nadie me quita ni mi País vaco ni mi Cataluña, ambas partes históricas de mi patria (y los que me siguen habitualmente saben que no soy especialmente patriota). En otras palabras, como español tengo tanto derecho a votar en un referéndum de autodeterminación de Euskadi como cualquier nacido en Zarauz y tanto derecho a votar en la consulta que propone Carod como un vecino de Cambrils.

Ni socialistas ni populares inciden en este argumento. Sólo una vez, y con la boca pequeña, escuché al líder popular, Mariano Rajoy, una afirmación parecida a ésta. Pero el hecho de que tengamos una derecha y una izquierda progres, es decir, acomplejadas y medio lelas, no significa que todos nos volvamos idiotas.

Eulogio López