Lo de menos es si la reforma obtendrá los votos necesarios para salir adelante. Lo de más es la reforma en sí misma. En primer lugar porque la negociación no es lo importante. Lo importante es el despido libre y los salarios dignos. Vamos, que la reforma de septiembre estaba destinada a crear empleo mientras ésta lo único que trata es de medir el poder de los sindicatos. Y encima, éstos no están dispuestos a aceptarla porque, como es natural, todo lo que sea mover, aunque sea mínimamente el actual estado de cosas, supone restarles poder.
Al final, estamos ante un nuevo debate, falso e interminable, donde cada cual trata de salvar la cara ante el amo europeo. Lo cierto es que la única reforma laboral capaz de crear empleo es el trípode del que ya venimos insistiendo una y otra vez: subida del salario mínimo interprofesional a niveles europeos (en España, 670 euros brutos, al mes, en Francia, 1.300), despido libre y reducción de impuestos laborales, especialmente las cuotas sociales. Entonces sí: entonces se perdería el miedo a crear empleo. El gran problema de la economía española. Pero es vital que el despido libre vaya acompañado de salarios dignos. Primero, por justicia y segundo porque la gente de bien no quiere cobrar subsidios, sino salarios.
De todas formas, ya es hora de que el Gobierno decida ponerse una vez colorado y no 25 amarillo.
Eulogio López
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