Para hacer más democrática la Administración de justicia, la Administración Zapatero propone que el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) sea elegido por mayoría cualificada y no por mayoría simple. Obviemos el detalle de que el PSOE, es decir, el proponedor, no posee mayoría absoluta en el Parlamento, y que su estrategia política es aunar a todos los grupos parlamentarios contra el Partido Popular, por lo que la exigencia de votos de partidos nacionalistas o minoritarios le conviene en esta tesitura (y Mr. Bean es incapaz de mirar al horizonte). No hay que ponerse cínicos.

No, el problema es que repartir el poder de voto para nombrar a los jefes de los jueces no es regenerar la democracia española, sino regenerar y potenciar el papel de los partidos políticos. La regeneración democrática no consiste en el consenso de los partidos políticos, sino en una mayor participación del pueblo en los órganos de decisión y en la  designación de cargos públicos. La única regeneración posible de la Administración de justicia es que los administradores de esa justicia, hasta allá donde se pueda, sean elegidos por el pueblo. De la misma forma, la regeneración democrática no pasa por la mayor centralización o descentralización del poder político, porque, en uno u otro lado, serían los partidos, sean centralistas o federalistas, quienes mantendrían todo el poder en sus manos.

No, la regeneración democrática consiste, por ejemplo, en introducir las listas abiertas en las elecciones, tanto nacionales como regionales o locales, para que la gente pueda votar a personas y no a la maquinaria de los partidos, que dirigen media docena. Regeneración democrática es suprimir las barreras de entrada al sistema, como por ejemplo el porcentaje mínimo de votos para obtener representación. Regeneración democrática es que los partidos políticos se financien con cargo a las cuotas de sus militantes y no a los fondos públicos. Regeneración democrática es limitar el tiempo de permanencia en el poder de un presidente del Gobierno, tanto central como autonómico, llámese Fraga, Pujol o Zapatero. Regeneración democrática es reducir el peso de instituciones públicas (por ejemplo, los parlamentos regionales), duplicidades onerosas que paga el contribuyente y que hace que los anuarios jurídicos cada día ocupen más espacio público, gasten más fondos de los impuestos y hagan más complicada, por exceso de normas y de contenciosos entre las distintas normativas, la vida de los ciudadanos.

Es curios no he visto ninguna de esas propuestas en la reforma constitucional que impulsa el actual Gobierno.

Eulogio López