Si quieres que la gente mejore debes argumentar tus convicciones y dejar que  el interlocutor, o los interlocutores, libremente, decidan si se te adhiere o si te rechaza.

En definitiva, debes decirle lo que piensas. Pero si lo que quieres es lavarle el cerebro a un individuo, o a una sociedad entera, lo que tienes que intentar no es que piense lo que tú sino que piense como tú. El proselitismo no es malo, es una consecuencia lógica de la racionalidad, el prejuicio sí que lo es, y bastante destructivo.

Ejemplo. El País nos comunica en portada que Casi un tercio de la electricidad en España ya es renovable. Va a haber que someter a escrutinio no somero el adjetivo renovable: ¿Qué es energía renovable? Pero, en cualquier caso, en ese tercio -30%, para ser exactos- se introduce la energía hidráulica, precisamente aquélla contra la que despotricaban los padres de los actuales jeta-verdes (no confundir con los boinas verdes), porque los pantanos, además de ser franquistas y destruir las verdes praderas, provocaban severos daños en la fauna piscícola. Vamos, un horror. Ahora resulta que la hidráulica es renovable, verde y estupenda. Eso sí, más bien es poco renovable porque no nos quedan cuencas, aunque, eso sí, podemos acudir a las minicentrales, con el consiguiente daño para la redicha fauna.

La otra energía que, sumada la hidráulica, completa el cuadro ecoverde es la eólica. Y, en efecto, tanto 2008 como los primemos meses de 2009, gracias a que Europa se ha empeñado en tener un invierno duro, quizá para contrariar al globalísimo calentador Al Gore, hemos podido producir mucha energía eólica. Nuestro dinero nos ha costado, pero lo hemos conseguido. Eso sí, en España, por ejemplo, ya no quedan emplazamientos con viento suficiente, por lo que Iberdrola, el líder mundial en la materia, así como dueño de Gamesa, líder en construcción de molinillos, hace tiempo que ha abandonado este país para buscar fortuna en otros lares. O, como diría el presidente de E.ON, Wulf Bernotat, Iberdrola está buscando donde sopla el viento, no donde soplan la subvenciones (en España, ya ha obtenido todos los réditos públicos y de imagen que podían obtener).

Naturalmente, las otras dos estrellas energéticas del firmamento verde, la biomasa y la solar, están en retroceso, con permiso del señor Obama, quien se ha empeñado en convertirla en el acabóse de la modernidad americana. Sobre todo ésta última, la solar, que es muchísimo más cara que la eólica, a su vez muchísimo más cara que la nuclear, por lo que en el resto del mundo, incluida España, ha pasado a un segundo plano. No porque sean energía caras, ineficientes y montadas sobre la corrupción pública que en la materia ha desatado el muy verde Gobierno Zapatero, sino porque la crisis ha obligado a reducir la mamandurria de las subvenciones a la carísimas energías renovables, verdadera subvención de todos los ciudadanos a los bolsillos de las familias pudientes -ejemplo, los Entrecanales y los Benjumea- que se han forrado el riñón gracias a sus desvelos ecológicos.

Por tanto, aunque un tercio de la electricidad sea renovable, lo más renovable que sigue existiendo es la energía nuclear que, esa sí, es la energía de los pobres, la más barata y la que mejor asegura el suministro. Tan renovable como cualquiera y menos contaminante que cualquiera, dada que su capacidad de producción es tan alta que la renovabilidad pasa a un segundo plano. La única, además, que puede asegurar un transporte limpio en el futuro, siendo el transporte el elemento productivo más contaminante -mucho más que la producción de energía- en el momento presente... y la única que puede asegurar la libertad en Occidente frente al chantaje de las tiranías productoras de petróleo y gas.

No sólo eso, sólo los enemigos de la humanidad, por ejemplo, los líderes empeñados en el aborto obligatorio, como Barack Obama o Rodríguez Zapatero. Insisten en la energía solar como alternativa. Otros países, encabezados por Francia, con Reino Unido e Italia detrás, ya se han pasado a la energía nuclear... que en un futuro nos venderán  a los tontiprogres de los españoles.

Es igual, sigamos pensando en renovable. De esa forma llegaremos a las más grandiosas conclusiones progresías, es decir, simplemente estúpidas. En otras palabras: si por renovables entendemos la eólica, la biomasa y la solar -si entendemos la hidráulica estamos hablando de otra cosa, al igual que si introducimos la nuclear- el suministro no está asegurado ni de broma. Dependemos de la fuerza del viento, de la fuerza del sol y del timo de las subvenciones públicas.

Lo explicaré de otra forma: es lógico que los señores Obama, los chicos de El País piensen de esta forma: sin energía nuclear, la humanidad está llamada a contraerse, no hay manera de sustentar el desarrollo, que no se alimenta de dinero -tan sólo un símbolo-, sino de energía. Así que, podemos decir que si rechazamos la energía nuclear -en todas sus formas y posibilidades actuales  y futuras, simplemente estamos condenados a reducir el número de personas que habitan el planeta. Lo que, por pura casualidad, es lo que pretenden El País, amén de los señores Obama y ZP. Estos progres le tienen mucha manía al ser humano.

Este es el secreto de por qué señores bien informados, como los mencionados, como muchos asesores en la materia, ingenieros, físicos y economistas que hacen cuentas, se empeñan, no obstante, en cerrar el paso a la nuclear. Porque su dogma, su prejuicio, no es la ecología, sino equiparación de las especies y la desaprobación de la pobreza a costa de hacer desaparecer a los pobres -en lugar de mejorarlos-, a ser posible antes de nacer. Y con la energía del átomo, se puede satisfacer las necesidades de muchas humanidades. Algo inadmisible para el elitismo progresista. 
Y a esto añadan la guinda a la tarta. La progre-renovabilidad no es una doctrina ecologista sino plutocráticaca. Con sus políticas energéticas,  Obama y Zapatero no hacen otra cosa que subvencionar a los ricos. En la mañana del martes, el consejero delegado de Gas Natural, Rafael Villaseca, lo dejaba muy claro: "la inversión en renovables depende de la politica de subvenciobes públicas". Más claro, agua. 

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com