¿Por qué va a pagar el Estado, con el dinero de mis impuestos, un sueldo a quien pudiendo ganarse la vida no se la gana?
Al grupo parlamentario de Izquierda Unida les llaman "los holandeses", por sus irreprimibles deseos de llamar la atención. En esa línea, practica una curiosa justicia social, al exigir una renta básica para todos los ciudadanos y cuando la justifica en nombre todos aquellos ciudadanos sin renta, y pone como ejemplo a las mujeres-amas de casa.
A ver si no entendemos. No es la condición de ama de casa la que discrimina a la mujer respecto al hombre sino su condición de madre. Es la maternidad y la crianza de los hijos lo que dificultan la promoción laboral de la mujer, no la dedicación a las tareas de la mujer. Además, Izquierda Unida habla de limosnas, cuando la mujer madre ha ofrecido a la sociedad lo que la sociedad más necesita, hijos, y es de justicia que se la remunere por esa impagable aportación. No con una renta básica, sino con un salario maternal, al menos mientras sus hijos no puedan valerse por sí mismos. Cada mujer que tenga un hijo debería tener derecho a recibir el salario mínimo, la menos -depende de lo que aguante el presupuesto- hasta los tres años, en que el niño se incorpora al jardín de infancia. Y eso para las mujeres que trabajan y las que no trabajan. El salario maternal, y no la famosa "dependencia" debería ser la cuarta pata del Estado del Bienestar.
La renta básica no hace más que primar la pereza. Una cosa es pagar una pensión no contributiva a quien ya, por su avanzada edad, difícilmente puede trabajar y no ha cotizado el tiempo necesario, y otra pagar a quien, sencillamente, no quiere trabajar. Sin embargo, el trabajo de ser madre es demasiado relevante, y demasiado agotador, como para que la sociedad no lo remunere.
No es justicia social: es justicia. Lo que ocurre es que Izquierda Unida, como toda la progresía, odia la vida, ergo odia la maternidad.
Eulogio López
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