Sí, ya sé que se trataba de un afecto menguante pero la historia tiene mucha más fuerza de lo que aseguran las modas del momento. Y esto es lo más triste de todo.
Para entendernos, lo de Cristina Fernández en YPF es un robo y un chantaje. Lo de Evo Morales en Bolivia es otro robo y otro chantaje. Como España es un país cainita, ahora resulta que la culpa de lo de YPF la tiene Antonio Brufau, por no haber previsto que le robaran YPF y por haber metido el submarino de los Eskenazi en YPF. ¡Pero si le obligó Néstor Kirchner, uno de esos políticos cleptómanos, que utiliza empresarios amigos para exigir la correspondiente mordida a las empresas que pretenden invertir en su país!
Y las empresas españolas, así como el Gobierno, tienen que callarse, porque, de otra forma, Buenos Aires podría expropiar Gas Natural Fenosa, Telefónica o cualquier otra empresa española allí presente.
Y encima el boliviano Evo Morales roba a Red Eléctrica España y el Gobierno español se ve obligado a decir que no es tan grave como lo de YPF. No, lo es mucho más: emplea los mismos argumentos absurdos de Cristina Fernández y encima es la segunda andanada... lo que preludia una tercera, una cuarta y una quinta.
Robo y Chantaje. Y si me orinan encima digo que llueve.
Ahora bien, el problema de España no es ni la demagogia de Cristina Fernández ni el profundo sentido de la justicia y la propiedad privada de Evo Morales. El problema de España es el cainismo, con un Cayo Lara y un Gaspar Llamazares felicitando a Fernández y Morales por sus robos y sus chantajes a España.
Sí, lo más triste de todo es que el desafecto de España por los países que hablan nuestra misma lengua. España se ha vuelto antihispana porque Hispanoamérica se ha vuelto antiespañola. Y el abajo firmante, un convencido del ideal hispano sólo encuentra argumentos para callar.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com