No es una noticia, es el ensayo sociológico del siglo. Pero la verdad es que tenía que ocurrir. Los redactores del diario del Partido Comunista Francés, Libération, han aceptado que el financiero Edouard de Rothschild adquiera un 37% del capital del rotativo a cambio de una inversión de 20 millones de euros. La Sociedad Civil del Personal de Libération, la cooperativa que mantenía las esencias marxistas del invento, pasa del 36,4 al 19%, aunque el financiero ha aceptado una minoría de bloqueo... que durará menos que un caramelo a la puerta de un colegio.
Naturalmente, don Edouard ha prometido respetar el ideario del periódico, en el convencimiento de que a estas alturas nadie tiene muy claro cuál es y los pocos que lo tienen claro lo consideran una antigualla digna de figurar en un museo.
¿Comprenden? Uno de los apellidos más ilustres del capitalismo internacional, financiador de guerras, a veces de los dos contendientes en una misma batalla, la familia que financiaba a franceses y austriacos en Waterloo, ha decidido hacerse con la cuna del marxismo galo, que es un marxismo especialmente plúmbeo, dado que se trata de un marxismo francés.
Una vez más se hace realidad la idea de Chesterton, para quien la guerra social no está entre el capitalismo y el socialismo, ni la batalla política se dirimía entre izquierda y derecha, sino entre lo grande y lo pequeño. Porque, como afirmaba el gran escritor inglés, ¿qué más me da que todas las tierras de mi condado sean propiedad del Estado o sean propiedad del Duque De Wellington? Máxime hoy, cuando los Rothschild están tan en contra de la vida, y son tan partidarios de un Gobierno mundial como los miembros de la Sociedad Civil de Personal de Libération. En el Nuevo Orden Mundial caben todos, menos los cristianos y las personas que aman la existencia... que vienen a coincidir pongamos en un 90% de la población.
Libération es un periódico de izquierdas, sí, pero, ante todo, es una gran empresa. Sus intereses son los mismos que el de un gran financiero y especulador con mucho dinero. Y ambos se oponen a quienes, como Chesterton, defendían la propiedad privada, resumida en sus palabras todo hombre tiene derecho a tres acres y una vaca. En definitiva, a lo que se oponen los grandes de derechas y los grandes de izquierdas, las grandes multinacionales y los grandes Gobiernos es a la persona y a la familia. Esa es la verdadera guerra, lo demás son fruslerías.
Eulogio López