Aprovecho este medio de comunicación para manifestar mi hartazgo de que se produzca tanta manipulación en las noticias de la mayoría de las cadenas de televisión.
Después de abundar en sucesos y de presentar todo lo peor de que es capaz el ser humano, con todo detalle, silencian o tergiversan noticias tan positivas e importantes como la reciente concentración de familias de todo el mundo en Milán.
Tuve ocasión de ver una escena, brevísima, de una familia oriental y percibí la belleza y la bondad, ocultadas a los españoles. Allí se estaba produciendo algo que merecía la pena mostrar, algo que habría sido un soplo de aire fresco y limpio. Pero, claro, allí estaba Benedicto XVI, que era el convocante de aquella multitud, de tantos países.
¿Y qué decir de las crónicas de algunos corresponsales destacados en Roma, tanto de televisión como de prensa y de radio? Su finalidad parece la de echar basura encima de la Iglesia y mostrar a Benedicto XVI como un anciano debilitado e inerme. ¿Pero no saben esos corresponsales que están refiriéndose a una de las inteligencias más potentes de la actualidad? Lean algo de lo que lleva escrito desde hace muchos años. No saben, o no quieren saber, quién es el Papa y desconocen totalmente su santidad de vida y su cercanía humana.
Carlota Sedeño Martínez