Ayer, el lehendakari Patxi López propuso en el Parlamento vasco una orientación "consensuada" y "flexible" de la política penitenciaria que contemple, entre otras cuestiones, "el acercamiento progresivo de los presos de ETA, siempre y cuando ello favorezca su reinserción social". López basó su plan en diez premisas, entre las que figura el reconocimiento público a las víctimas del terrorismo y la exigencia del final de ETA, "sin contrapartida ni condición". Esto último es absurdo, porque ya le ha ofrecido previamente algo a ETA a cambio de dejar de matar: el acercamiento de presos.
Esta mañana, el candidato socialista a la Presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, apoyaba la propuesta de López, con la misma coletilla vacía de sentido, es decir, "siempre que se favorezca la reinserción de los presos".
Y en rueda de prensa tras el Consejo de Ministros, el Portavoz del Gobierno, José Blanco, ha destacado que el Ejecutivo "tendrá en cuenta" la propuesta de Patxi López. Aunque ha recordado que uno de los diez puntos de la propuesta del lehendakari es: "El final definitivo de ETA sigue siendo un objetivo irrenunciable, por ello exigimos a ETA que se disuelva sin contrapartida ni condición". Aunque se ha negado a responder si el Gobierno acercará presos a el País Vasco, porque la política penitenciaria forma parte de la política antiterrorista, "y como tal se rige por el principio de prudencia y discreción". Por eso, "no la vamos a explicitar".
Durante toda la precampaña electoral en la que estamos inmersos, Rubalcaba ha vendido la idea de que ETA está derrotada. Pero sabe que no lo está del todo, es decir, que no ha entregado las armas. Esta mañana, algunos tertulianos veían detrás de las declaraciones de López la larga sombra del candidato del PSOE. Y es que Rubalcaba quiere apuntarse el tanto, antes de las elecciones generales, de un nuevo comunicado de ETA en el que los asesinos garantizasen ya definitivamente un 'alto el fuego'. Y algo tiene que darle a cambio a ETA. Por eso, ha lanzado a López a ofrecerles un acercamiento, pues él, después de su imagen de dureza mientras fue ministro del Interior, no puede hacerlo (sería un cante).
La gente está muy cansada de los asesinos de ETA. Lo que quieren es que entreguen las armas. Porque, además, ahora no es lo que más preocupa: es la economía. Por tanto, ni siquiera un comunicado anunciando su disolución definitiva le sería rentable electoralmente a Rubalcaba.
Y por encima de todo eso, dar concesiones a ETA, por mínimas que sean -como acercar los presos- es una ofensa a las víctimas y a la dignidad de la sociedad. Con los terroristas no se negocia -o sea, no se les ofrecen cosas para dejar de matar-, sólo se les persigue y se les mete en la cárcel.
Así que señor Rubalcaba, lo de querer ser el 'pacificador de Euskadi', no le va salir bien...
José Ángel Gutiérrez
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