La guinda de todo este esperpento que provocan los bloques de hormigón colocados en la bahía de Algeciras por orden de las autoridades de Gibraltar, la ha puesto, como siempre, el Partido Socialista español.
No dudó, en un primer momento, de acusar al Gobierno de Mariano Rajoy de perjudicar a los trabajadores españoles aunque más tarde Rubalcaba se ha visto obligado a recoger velas al considerar que estamos ante un asunto de Estado.
No sabemos cómo acabará evolucionando este desagradable caso, después de comprobado que la conversación telefónica mantenida por el primer ministro Cameron y el presidente Rajoy y del diálogo abierto en el plano diplomático está sirviendo para muy poco.
Pero es evidente que la normalidad en la frontera no podrá volver mientras el Gobierno británico deje de respaldar la inaceptable acción provocadora del gobernador de la colonia, ordene la retirada de los bloques de hormigón y se respete el acuerdo hispano-británico de 1999 que regulaba la pesca en la bahía algecireña. Así de simple.
Xus D Madrid