La era Rubalcaba ha comenzado: el vicepresidente primero del Gobierno se estrenaba este viernes en el cargo con las detenciones de varios miembros de Segi. Acostumbra a decir que este tipo de acciones no se pueden planear, pero las casualidades son tantas que resulta poco creíble.
El caso es que Alfredo Pérez Rubalcaba tuvo oportunidad de hablar de ETA como portavoz del Gobierno y como ministro del Interior en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. El mensaje es claro: no hay contactos ni los ha habido con ETA desde que se rompieron las negociaciones. Él mismo se encargó tras el atentado de la T-4 de desafiar a Zapatero y salir a la palestra a hablar de ruptura definitiva. Las detenciones de Segi indican por tanto que la cantera no puede llegar al equipo titular.
El vicepresidente primero se encarga personalmente de la cuestión. Rubalcaba será el responsable de la comisión de seguimiento del pacto con el PNV, lo cual apunta dos ideas: Manuel Chaves (también presente en la comisión) sigue siendo un ministro de adorno incluso después de que De la Vega haya soltado las competencias sobre administración autonómica; en segundo lugar, ni Zapatero ni su entorno tocarán bola en las relaciones con el PNV, que hasta ahora llevaba Eguiguren, el hombre de Zapatero que solicitaba incluir al PSE. Rubalcaba no quiere que el PNV se le desmande y marca distancias: se hará desde Moncloa. Mientras, los nacionalistas están crecidos y piden ya una selección vasca.
Para la izquierda abertzale el mensaje es el de Zapatero: los gestos son insuficientes. Rubalcaba, que hace valer su papel de comunicador, lo explica: insuficiente significa que es más de lo que había, pero menos de lo que toca.
Mariano Tomás
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