El ajuste que el Gobierno llevó a cabo la pasada semana, sin duda hubiera sido menos traumático si el anterior Gobierno socialista hubiese reconocido la profundidad del agujero que dejaba en las cuentas públicas.
Sería un suicidio para un partido que ha sido el que más tiempo ha gobernado desde que se restauró la democracia. Las últimas encuestas reflejan que los socialistas siguen perdiendo apoyo. Fuera del poder siguen sufriendo el desgaste por lo que hicieron mal. Están en el nivel más bajo de la historia.
Es cierto que la oferta de pacto social que el líder socialista lanzó al Gobierno llega tarde y tiene poca credibilidad, pero cabe esperar de la nueva posición de Rubalcaba un clima entre Gobierno y oposición que conjure el riesgo de conflicto social.
El modo en el que se están llevando a cabo algunas manifestaciones muestran hasta qué punto es necesario un ejercicio de responsabilidad.
José Morales Martín