- Duran Lleida tiene previsto dimitir como secretario general de CiU después de la proclamación de Felipe VI.
- El actual consejero de Interior de la Generalitat ha sido, junto a Germá Gordó, el miembro menos entusiasta con la deriva independentista de Artur Mas.
- Además, CDC quiere aprovechar la dimisión de Duran para replantear dos cosas: el 25% de cuota de Unió y el interlocutor frente a Madrid… que será, directamente, el presidente de la Generalitat.
- La ruptura de CiU no es buena noticia para un entendimiento entre Barcelona y Madrid.
Treinta años largos de alianza entre los nacionalistas de CDC y los democristianos de UDC se pueden ir al garete en una semana. El próximo jueves, cuando se proclame a Felipe VI como Rey de España, con la abstención de CiU, Duran Lleida presentará su dimisión, no sólo como secretario general de CIU, sino -y esto es más relevante, aunque no se trate de un cargo sino de una función- como interlocutor de CiU ante el Gobierno de España (ante el Estado, que diría Artur Mas… y el propio Duran). Bueno, no es que Duran quiera dimitir de esta función, es que le van obligar a hacerlo.
De entrada, Duran pretendía que su compañero de partido, Ramón Espadaler (en la imagen), actual conseller de Interior de la Generalitat, le sustituyera en el cargo de 'número dos' de la coalición. Espadaler es el político más prestigioso de los democristianos catalanes después de Duran y el menos entusiasta, junto al conseller convergente de Justicia Germà Gordó -al que Miquel Roca y Jordi Pujol quería como sustituto de Mas-, que menos entusiasmo han mostrado ante la deriva independentista de Mas y su alianza con ERC.
Y la respuesta de Convergencia a la dimisión de Duran ha sido durísima. No sólo no admite a Espadaler como su sustituto en CiU, sino que, además, los 'talibanes' de Mas quieren renovar todos los acuerdos de la coalición o simplemente romper con los democristianos. Consideran que Unió aporta el 25% de los votos y que, por tanto, no tiene sentido mantener el principio (30 años de vigencia) según el cual UDC tenía derecho a 1 de cada cuatro cargos. Y lo que es más importante: no están dispuestos a que Espadaler, ni ningún otro correligionario, sustituya a Duran como interlocutor ante Madrid, función que suele llevar aparejado el de portavoz de la Coalición en el Congreso.
De paso, todos los esfuerzos del Gobierno -y de la Casa Real- para buscarle un sustituto a Artur Mas, al frente de Convergencia, con el apoyo de Jordi Pujol y de Miguel Roca y otros notables, caen en saco roto. Ese sustituto era el precitado Germà Gordó, consejero de Justicia, otro moderado en materia secesionista. Ahora esa operación no es posible, como tampoco es posible un acuerdo entre Madrid y Barcelona para neutralizar el referéndum y lograr un acuerdo antes del próximo 11 de septiembre, la Diada.
En cualquier caso, una ruptura histórica que pone aún más difícil un acuerdo entre Madrid y Barcelona, para arreglar el 'problema' catalán.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com