El jueves 19 la constructora Sacyr celebra Junta General de Accionistas. Y va a ser una Asamblea movida. Por de pronto, Demetrio Carceller, propietario de 13% del capital, que tiene sindicado con el 3% de la canaria Satocan, ha sido premiado con un consejero más, mientras que el presidente, Luis del Rivero, se reserva el nombramiento (12%) de un consejero más y otro en representación del consejero delegado, Manuel Manrique (5%). A ello se une que Del Rivero contará ahora con dos aliados, en las figuras de Tomás Fuertes (El Pozo) y de José Moreno (Altec).
Los abogados de Carceller ya estudian la posible impugnación de la Junta o el voto en contra. Dirigirse a la CNMV saben que es inútil, porque el presidente del regulador, Julio Segura, y del Rivero son íntimos. Por eso, estudian el voto en contra en la Junta o la impugnación de la misma, donde se harán públicos los nuevos consejeros.
Ahora mismo, el accionariado de Sacyr se reparte de la siguientes manera: Luis del Rivero posee el 12%, por un 13% José Manuel Loureda, Carceller posee el 12%, Abelló un 10%, Manrique un 6%, El Pozo y Altec un 10% y un grupo de cajas de ahorros el 15%.
En definitiva, Carceller quiere ser presidente de Sacyr, y, de entrada, exige el número de consejeros que corresponde a su participación. Y quiere, además, reconducir la empresa, agobiada por la deuda.
Esa deuda global se eleva a 11.000 millones de euros, pero el vencimiento más preocupante son los 5.000 millones que vencen en octubre y con los que se compró el 20% de Repsol. Los bancos acreedores, especialmente el piloto del sindicato, el Santander, presionan: advierten que no refinanciarán el total de la cantidad y que lo que deben hacer es vender activos, por ejemplo, parte de Repsol. Abelló y Carceller piensan lo mismo, e incuso acusan a Del Rivero de ocultarles las ofertas que le llegan por el paquete de la petrolera. Para Abelló y Carceller, hay que reconducir la inversión en Repsol. Del Rivero debe olvidarse de su ambición por convertirse en presidente de la petrolera en sustitución de Brufau y acelerar la situación financiera, verdaderamente terminal, de Sacyr. Las posturas parecen irreconciliables.
Lo que está claro es que Sacyr está rota.
Un portavoz oficial de la compañía asegura que el "paquete de Repsol no está en venta". ¿Y entonces?
Eulogio López
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