• Tras presentar resultados del primer trimestre, Santander cae en torno al 4% en Bolsa y el BBVA alrededor de un 3%.
  • En ambos casos, crece el crédito a la clientela, pero poco y no en España.
  • Además, por si acaso, las dos entidades atesoran toda la liquidez que pueden.
  • Liquidez que obtienen del propio sistema financiero y no de clientes, que todavía están amortizando su deuda.

Con un día de diferencia, Santander y BBVA han presentado los resultados del primer trimestre de este año. Aunque las cifras son diferentes, ambas entidades han mostrado ciertas similitudes. En cualquier caso, el mercado no ha acogido las cifras con mucho entusiasmo: a poco más de una hora del cierre de la sesión bursátil del jueves, las acciones del Santander bajaban en torno al 4% y las del BBVA hacían lo propio y perdían algo más del 3%. Pero vamos con los números.

En cuanto a los resultados de la entidad presidida por Emilio Botín, podemos afirmar que la financiación a clientela crece poco (2,7%) en los últimos doce meses, pero crece, aunque no en España. Por otra parte está favoreciendo las inversiones líquidas. Así la caja le crece el 30% y la inversión en mercados aumenta en un 6,6%, también en los últimos doce meses. Como contrapartida, la nueva financiación no viene de clientes -que están amortizando su deuda y apenas crecen un 2,2%-, sino los bancos centrales y otras entidades ( 54%).

Es muy significativo que la reducción de sus pasivos subordinados (deuda cuyo pago o vencimiento está sujeto a otra deuda) (-13,7%), que computan como recursos propios, es menor que el crecimiento del patrimonio por nuevas aportaciones de socios. Esto obliga al banco a capitalizarse a golpe de resultados no distribuidos, justo en una época en que es muy necesario el capital. Además, no hay que olvidar que los clientes siempre han valorado positivamente al Santander por su buena rentabilidad por dividendo. Sin duda, esta podría ser una de las razones que están afectando a la cotización del título.

Vayamos ahora con el BBVA. Las cifras presentadas por la entidad presidida por Francisco González (en la imagen) son parecidas: escaso crecimiento del crédito a clientela ( 3,1%), y el crecimiento de la inversión se hace en posiciones fácilmente liquidables, básicamente las inversiones que cotizan, que lo hacen en un 15%. El depósito de la clientela cae (-1,8%), así que la nueva financiación, como en el caso anterior, viene de los bancos centrales y otras entidades ( 45%). Por tanto, y como ocurre con el Santander, parece que la liquidez se la aporta el sistema financiero, y que ambas entidades atesoran toda la que pueden, por lo que pueda pasar.

Igualmente, se están amortizando pasivos subordinados y similares, que computaban en recursos propios, para convertirlos en aportaciones de socios (capital y reservas). Esto no aumenta los recursos propios de las entidades pero sí la calidad de los mismos. Recordemos que, salvo en España, no se ha pedido a las entidades un aumento de dichos recursos propios, sino un cambio en la calidad de los mismos. Es decir, que vayan abandonando las figuras de financiación en forma de pasivos de menor calidad crediticia que los comunes para cumplir con sus estándares de solvencia, y que las vayan sustituyendo por aportaciones de los socios. En Román paladino: juéguense algo señores y apalánquense menos.

Andrés Velázquez

andres@hispanidad.com