Estas dos santas del siglo II eran hermanas, sevillanas y alfareras. Con motivo de la fiesta de Venus, se sacaba esta imagen en procesión y se iba pidiendo en las distintas casas dinero para su culto. Al llegar a la alfarería de Justa y Rufina, éstas no quisieron aportar nada para el culto de Venus. Más aún, como alfareras les dijeron a los portadores de la imagen cómo se fabricaba un ídolo. Su cerrada negativa a contribuir hizo que tuvieran que dar razón de porqué no lo hacían: eran cristianas. Según la tradición las personas que llevaban las andas, destrozaron la alfarería y destruyeron la imagen de Venus para acusar a las dos doncellas de idolatría. Así fue y el gobernador de la ciudad, Diogeciano, las encarceló y fue sometiéndolas a tormentos lentos que produjeron la muerte por debilidad de Justa. Como Rufina seguía sin ceder, mandó arrojarla a las fieras, pero sorprendentemente el león que se le acercó no la atacó sino que se echó a en el suelo. Para evitar un alboroto Diogeciano mandó inmediatamente que rompieran el cuello de Rufina.
Hoy día que existen tantas solicitudes de prestaciones económicas, y no hay posibilidad de informarse bien sobre la verdadera naturaleza y actividad a que se dedican las instituciones o personas que reciben esas prestaciones, el cristiano debe esforzarse por garantizar que su dinero va a causas justas. En el mismo sentido, la asistencia a determinados espectáculos o la compra de ciertas publicaciones pues ser, sino se cuida, una forma concreta de "cooperación con el mal".
(Las fuentes principales, que no las únicas, de las que se han tomado los datos para redactar
Direcciones de Internet: archimadrid. es; churchforum.org; aciprensa.com; encuentra.com; planalfa.es; ewtn.com; serviciocatolico.com; buscabiografias.com; y es. catholic.net.
Libros: Los clásicos de siglos pasados de Santiago de
Pilar Riestra