- Sarkozy ha sido imputado esta madrugada por "corrupción activa", tráfico de influencias y encubrimiento de la violación del secreto profesional.
- También se le investiga por presunta financiación ilegal para su campaña presidencial de 2007 recibida del depuesto dictador libio Muamar Gadafi.
- Los defensores del ex jefe de Estado francés afirman que se trata de una campaña para acabar políticamente con él.
El hecho de que todo un expresidente y ex jefe de Estado de Francia (fue presidente entre 2007 y junio de 2012) haya sido retenido bajo custodia policial y el hecho de que sea el primer caso en la historia del país galo da a la noticia particular trascendencia. Sobre todo en España, donde se discute en estos momentos el aforamiento del anterior jefe de Estado, el Rey Juan Carlos I. Pero es que, en Francia, los presidentes pierden el aforamiento una vez dejan de serlo. Además, en el país galo, a diferencia de España, sólo están aforados el presidente de la República, el primer ministro y sus ministros.
Respecto al caso concreto de 'Sarko', el caso se centra en averiguar si prometió un puesto prestigioso en Mónaco al magistrado Gilbert Azibert, a cambio de información acerca de una investigación sobre irregularidades en la financiación de campañas.
Pero también se le investiga a Sarkozi para saber si recibió para su campaña presidencial de 2007 dinero negro del depuesto dictador libio Muamar Gadafi, en lo que constituiría una supuesta financiación irregular. De hecho, según la BBC, cuando estaba asediado en su palacio de Trípoli, bombardeado por aviones de la OTAN poco antes de su caída, Gadafi admitió haber financiado la campaña de Sarkozy.
De ser condenado por tráfico de influencia, el exmandatario podría ser condenado a hasta cinco años de cárcel, según lo estipulado por el Código Penal para estos casos, y una multa de hasta 500.000 euros. En cuanto al delito de corrupción activa, está contemplada una pena de hasta diez años de cárcel. A estas penas se sumaría, con toda probabilidad, la prohibición de ejercer cargos públicos o su exclusión de las listas electorales durante un cierto tiempo.
A todo esto, los defensores del ex jefe de Estado francés afirman que se trata de una campaña para acabar políticamente con él, puesto que estaba preparando su regreso a la política de cara a las elecciones de 2017.
En España, un caso similar -con Gadafi de por medio- hubiera sido un escándalo sideral. Pero lo cierto es que en Francia también 'cuecen habas'.
José Ángel Gutiérrez
joseangel@hispanidad.com