El presidente francés, Nicolás Sarkozy ha vuelto de vacaciones dispuesto a dar un giro a unas encuestas electorales que no le son propicias. Sarkozy ha hablado de todo y de todos. Además, le ha puesto deberes al G-20 el organismo económico multilateral de moda en el mundo actual. El presidente francés ha aludido a un tema cada vez más debatido en los centros de poder: la necesidad de volver tras la crisis financiera de 2007 a una única moneda mundial o, si lo prefieren, al patrón oro que cumple el mismo objetivo- o a cualquier otra referencia globalmente aceptada.
Es la idea de que el comercio internacional debe contar con un instrumento de cambio políticamente neutro que no pueda ser utilizado por ningún país concreto para adoptar una posición de ventaja respecto al resto. De esta manera cada economía competiría en igualdad de condiciones frente a todas las demás
Naturalmente, el principal enemigo de la idea es el gobierno norteamericano que juega en su beneficio con el poder que le otorga la soberanía en la emisión del dólar.
Gabriel López
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