Viernes, 22 de junio, festividad de Santo Tomás Moro, el primer ministro de Enrique VIII de Inglaterra, aquel chico tan empecinado, habitante de la caverna, que prefirió que le cortaran la cabeza, aunque no la barba, antes que otorgar su visto bueno al segundo matrimonio de Su Majestad. ¿Qué le habría costado respetar la conciencia del Soberano, incluso la entrepierna de Su Majestad, y aún siendo católico, y por tanto puesto a la anulación de su primer matrimonio, salvaguardar la tan deseada estabilidad política del Reino? Está claro que era un reaccionario, y hasta creo que un punto fascista.

Veamos, si viviera hoy el hombre al que Juan Pablo II, en una de sus menos afortunadas decisiones nombró patrón de los políticos cristianos, ¿votaría al PP? ¿Se afiliaría Moro al partido de don Mariano? Estos interrogantes exigen ulteriores dilemas que, de suyo, nos lleven a una conclusión adecuada. Veamos:

1. ¿Votaría Sir Thomas las leyes de pareja de hecho del PP, eso sí, con todos los derechos aunque, eso sí, sin llamarle matrimonio?

2. En la misma línea, ¿casaría gays Santo Tomás como hace el alcalde de Madrid, ilustre caballero don Alberto Ruiz Gallardón?

3. ¿Financiaría Tomás la quinta parte de los abortos que se realizan en Madrid, como hace doña Esperanza Aguirre?

4. ¿Favorecería que los empresarios –sean curas o laicos- se hicieran con el poder de la educación en lugar de los padres, como ha hecho el PP?

5. ¿Apoyaría la invasión de Irak como hizo José María Aznar?

6. ¿Cerraría las fronteras a los inmigrantes que hizo el Gobierno del PP?

7. ¿Congelaría el salario mínimo en un país de sueldos bajos y jóvenes que no logran formar un hogar? Bueno, matizo, no lo congelaron, lo subieron lo mismo que un IPC oficial que, encima, nunca se cumplía.

8. ¿Fomentaría Tomás Moro la utilización de la jerarquía eclesiástica y los medios informativos de la Iglesia como medio para que un partido conservador llegue al poder?

9. ¿Fomentaría el aura de modernidad en el que se mueve el PP, y las "almas laicas" –que significa eso que ustedes están pensando- como acostumbran los ‘neocon' del PP? Y conste que de beato más bien tenía poco: sus principales críticas teológicas lo son contra el orgullo espiritual, al tiempo que recordaba la vieja máxima de las tabernas inglesas: "un coño borracho no tiene portero".

Para mí que no, para mí que Santo Tomás Moro, Gran canciller de Inglaterra, no se habría afiliado al PP ni le habría votado. Más que nada porque la única doctrina que en el siglo XXI no puede aceptar debe seguir el político cristiano o el votante cristiano es la doctrina del mal menor. Si renuncia al mal menor y busca el bien posible, todo lo demás vendrá por añadidura… incluido el martirio de la coherencia.

Eulogio López