En los últimos días se ha extendido la especie de que si el Gobierno no conseguía convalidar el decretazo, vendría algo así como el fin del mundo: la prima de riesgo se dispararía, las bolsas se hundirían, etc. Sin embargo, no hay tal. Cuando Sebastián era jefe de estudios de Intermoney, redactó un informe en el que cuantificaba la mejoría que supondría en 1996 un eventual cambio de Gobierno. Acertó. La victoria de Aznar no produjo castigo en los mercados, sino más bien alivio.
Lo mismo ha ocurrido en Gran Bretaña. A medida que se iba confirmando la caída de Gordon Brown, se iban estabilizando los mercados, que por cierto han recibido con muy buena cara la victoria de David Cameron. Así que la especie no era cierta, pero servía para justificar las posiciones de quienes justificaban la abstención para darle un balón de oxígeno al Gobierno.