Sr. Director:
Si tecleamos en un conocido buscador "Second Life", obtendremos 462 millones de entradas. Si a esto unimos el hecho de que varias revistas para la mujer hayan dedicado artículos o editoriales a SL y que varios partidos políticos españoles ya posean una sede virtual en este universo, podremos decir que deberíamos analizar este fenómeno de la red.
Second Life es lo que denominaríamos un MMOG: juego online multijugador masivo, creado por Philip Rosedale. Su objetivo sería el crear un "metaverso", siguiendo lo indicado en la novela "Snow Crash", de Neal Stephenson y basándose en el movimiento Cyberpunk.
Cualquiera puede formar parte de este mundo virtual de forma gratuita; basta registrarse, descargar e instalar el programa. Pero así seremos ciudadanos de segunda categoría. Para disponer de una cuenta "Premium" y poder comprar y vender, deberemos pagar unos 10 dólares americanos al mes. La moneda de cambio es el dólar "Linden": 300 dólares "L" equivalen a 1 dólar verdadero. Al suscribirse, los nuevos ciudadanos reciben 1.250 dólares "Linden", más otros 500 adicionales por semana, se conecten o no. Para que se hagan una idea, una isla entera en SL puede salirnos por 1.250 dólares verdaderos.
Las personas que se registran en SL no tienen un perfil uniforme: políticos como Hillary Clinton o Le Pen tienen ya su sede virtual; también hay empresarios, galeristas o cantantes. Me preocupa más el ciudadano de a pie; la persona que se acerca a SL buscando una solución a sus problemas verdaderos: soy feo, bajito y no tengo vida social, pues en SL soy guaperas, y millonario, y las chicas se vuelven locas por mí. Pero imaginemos que yo quiero un relleno de labios para mi "avatar" o personaje virtual: si tengo el amigo adecuado, quizá consiga que él me lo costee por unos cuantos dólares Linden. Total, por una minucia, ya me parezco a Angelina Jolie.
Me preocupa mucho el hecho de que exista una versión de este juego para adolescentes de entre 13 y 17 años: "Teen Second Life", que tiene más posibilidades que el juego para adultos, pero que, al menos, es gratuito.
Los psicólogos empiezan a preocuparse por las consecuencias de este tipo de juegos; se podría perder la noción de la realidad, dicen unos; otros consideran que es bueno como entrenamiento para crear nuestra personalidad.
Todos soñamos con ser tal o cual personaje del cine o de una novela, pero ahí jugamos con nuestra imaginación y es gratis. En cambio en SL tenemos lo malo de todos los mundos: el dinero juega un papel primordial y siempre habrá personas que te estropeen tu sueño: uno construirá una casa frente a la tuya y te quitará la vista; otro organizará una manifestación en tu contra, como le ocurrió al señor Le Pen.
Al dar vueltas al asunto no puedo dejar de pensar que la vida verdadera es un reto hermoso al que nos enfrentamos cada día y que a pesar de las situaciones duras que se nos puedan presentar, la vida merece ser vivida, esta vez en un mundo 100% real y verdadero.
Maite Vaquero Oroquieta
maite.vaq@hotmail.com