• La ministra Pastor retrasa nuevamente la privatización del ente público de gestión aeroportuaria.
  • Abertis, el principal candidato, se hace el remolón.
  • Ahora, la tentación del Gobierno se hace peligrosa: buscar un socio financiero.
  • Con todos estos líos, ¿no sería mejor quedarse con AENA

La entrada de capital privado en AENA estaba prevista para el primer semestre de este año. Sin embargo, la ministra de Fomento, Ana Pastor (en la imagen) ha declarado en la mañana de este lunes que no, que la privatización del ente público de gestión de los aeropuertos no se llevará a cabo hasta la segunda mitad del ejercicio.

Como se recordará, ya el anterior ministro socialista, José Blanco, fracasó en su intento de llevar a cabo esta operación, y tuvo que suspenderla por la crisis económica y por la situación de la propia AENA, con una deuda que ronda los 14.000 millones de euros tras las enormes inversiones en Barajas y el Prat.

El caso es que Abertis, el principal candidato para hacerse con la empresa pública, se sigue haciendo el remolón. La compañía de infraestructuras está interesada en gestionar los aeropuertos, pero no a cualquier precio. Su estrategia es la de ser socio industrial gestor, pero no socio financiero.

Precisamente, esta es la tentación del Gobierno: buscar un socio financiero que, además, sería extranjero. Los posibles socios nacionales no están ahora mismo como para meterse en esta 'aventura' (ni, probablemente, en ninguna). Pero esta opción es peligrosa, sobre todo si estamos hablando de fondos de capital riesgo que, sin duda, no tardarían en trocear AENA para venderla por partes, siguiendo su máxima de que la suma de las partes es superior al todo.

Lo que caracteriza a estos fondos es, por una parte, su aversión al riesgo y, por otra, su premura para recoger beneficios. En el caso que nos ocupa no esperarían, por ejemplo, a amortizar las inversiones millonarias realizadas por la empresa pública.

Otra opción de la ministra Pastor para 'despertar' el interés de Abertis, sería amenazar con otorgar la gestión a una compañía extranjera. Pero eso no sucederá.

Con todos estos líos sobre la mesa, ¿no sería mejor que AENA se quedara como está, es decir, en manos públicas

Pablo Ferrer

pablo@hispanidad.com