UNICEF predica la defensa y promoción de los derechos de la infancia y de la juventud. Su lema: "UNICEF protege a los más débiles.
Colabora con nuestra labor", propone que cualquier ley o política no debe contradecir el bien del niño, por ejemplo, su derecho a la vida.
De ahí mi perplejidad al comprobar cómo esta organización invierte parte de las donaciones de los que de buena fe contribuimos con su causa, en comprar y distribuir máquinas de succión para realizar abortos, en apoyar el aborto terapéutico en Nicaragua y Méjico, o en la promoción de preservativos entre adolescentes. También es sorprendente que representantes de UNICEF y de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) propusieran a la Iglesia Católica formar una "alianza
estratégica", pero sin renunciar al aborto, la promoción de la píldora del día siguiente, la ideología de género y muchos otros tópicos que contradicen las enseñanzas de la Iglesia Católica.
Cabe concluir que esta institución al servicio de la ONU, enmascara sus verdaderos
objetivos, trabajando por el atropello del derecho primordial de todo niño (no nacido): su derecho a la vida. Todo el resto de su propaganda, queda en entredicho.